El propósito de la educación y de la escuela

El propósito de la educación parece claro y contundente, podemos decir que el propósito es formar ciudadanos capaces de incorporarse a la vida que la sociedad de hoy en día nos presenta, fortaleciéndolos en aquellas necesidades básicas de aprendizaje, ofreciendo conocimientos, habilidades y valores que le permitan continuar su aprendizaje si así lo desean o su incorporación al mundo laboral, siendo compatibles ambas opciones.

La escuela y la educación deben hacer personas partícipes de soluciones en la vida real, formando personas activas y reflexivas, pensadores y comunicadores, que actúen y dejen actuar en la vida, tanto político-económica como cultural de nuestro país.

La educación ha sido algo intrínseco en las sociedades desde las primeras civilizaciones, los maestros enseñaban los distintos oficios a los jóvenes para poder mantener el negocio familiar y, de esta manera, a la familia.

Antes, los homínidos, erguidos o no, enseñaban a los jóvenes a cazar y a recolectar frutos, a dejar el nomadismo y asentarse en una ubicación sedentaria desarrollando métodos de cultivo, construcción y desarrollo... llegando así hasta nuestros días.

Cuanto más tiempo pasa, más especialistas nos volvemos y más necesaria se vuelve la educación concreta, una educación que deja atrás la educación instintiva de los animales (el león enseña a cazar a las crías igual que el polluelo de estornino se fija en cómo despliega su madre las alas para volar), instintiva para sobrevivir.

El ser humano va más allá, su educación no sólo está hecha para sobrevivir, también para continuar el desarrollo que el ser racional ha emprendido, por eso necesita especializarse, necesita personas especialistas que desarrolle campos y doctrinas concretas y permita a la sociedad, su sociedad, avanzar.

La escuela no es más que un medio para lograr este desarrollo, este avance sin retroceso. Es una herramienta mediante la cual, desde pequeños y con materias básicas y esenciales, nos van formando en conocimientos y valores que, como he dicho antes, nos permitan incorporarnos al mundo laboral de manera satisfactoria, permitiéndonos sobrevivir de manera racional y no animal, siempre y cuando el sistema, la sociedad y nuestros políticos nos lo permitan...